BAOBAB
SENEGAL EN MADRiD
BAOBAB
SENEGAL EN MADRiD
El baobab es un árbol prodigioso que parece plantado del revés, en un curioso reto a las leyes de la naturaleza, del que siempre resulta vencedor. Se le conoce como el árbol de la vida, el árbol mágico o el árbol farmacia, debido sin duda a sus inmensas y ramificadas copas, que dibujan una especie de techo afable bajo el que apetece cobijarse. Entonces, cuando Ibrahima Ndiaye, un senegalés inquieto, afable y fornido, llegó a la Villa, no lo dudó: su comercio se llamaría Baobab.
Ibrahima (en la ilustración) llegó a España para vivir mejor que en su Senegal natal. Primero fue estudiante de electrónica en París, más tarde vivió en Granada ganándose la vida como dj, y por fin llegó a Madrid por una invitación casual, sintiendo pronto como una gran ciudad estimula los planes más ambiciosos. Empezó abriendo un pequeño comercio de artículos textiles en el núcleo más comercial del barrio de Lavapiés donde cada mediodía, cuando las ganas de meterse en la cocina brillaban por su ausencia, se acercaba al restaurante africano de la esquina para curarse los males del hambre y la melancolía… hasta que, un buen día, el local tuvo que echar el cierre...
Ibrahima tembló ante la posibilidad de no tener a mano un plato de pollo encebollado, ni un delicioso cuscús negro. Añoró de inmediato ese rico thieboudienne (pescado con arroz y salsa de tomate) y el thiebouyap, que se cocina con carne. ¿Cuándo degustaría otra vez una picante y marinada ración de yassa? Entonces, pensó en quienes como yo él no tenían mucho tiempo para cocinar, y decidió reabrir el restaurante y hacerle heredero del nombre talismán en sus proyectos. Su Baobab volvería a ser una concurrida casa de comidas.
Con la ayuda de Victoria Rodríguez, su mujer, que también le ayuda en el negocio, acondicionó los dos salones de su nuevo proyecto y decoró las paredes. Un mapa de Senegal, fotos con escenas africanas, un colorido mural obra de un pintor cubano, un reloj de estación ferroviaria, parado a las cuatro y veinte de la tarde, y una foto de Nelson Mandela, el líder africano que también da nombre a la plaza donde está colocada la joya de Baobab: su magnífica terraza, casi siempre llena, donde la espera para conseguir turno tiene buena recompensa. En total, el negocio tiene 16 mesas.
Entre la clientela no faltan compatriotas de Ibrahima, algunos conocidos y otros no, que viven en el barrio o acuden hasta allí para evocar sabores de la infancia. Nada mejor que su presencia para acreditar la autenticidad de una carta sencilla y especiada porque “el picante estimula el apetito”, según el empresario que, al principio, tenía que comprar muchos de los ingredientes en París, pero que ahora encuentra todo en Madrid “donde hay una oferta amplísima de productos para poder cocinar cualquier especialidad extranjera”.
Los domingos de Rastro, pasar por el Baobab es toda una experiencia bien conocida por clientela anónima y célebre, como el cantante senegalés Youssou N´Dur o los malienses Toumanie Diabaté y Mahamadou Diarra, músico y futbolista respectivamente.
Dice Ibrahima que Madrid es una ciudad hospitalaria y plácida, donde puede residir fiel a su filosofía de estresarse lo mínimo y no perder las ganas de vivir. Tiene ahora 52 años y no sabe si algún día viajara a su país sin billete de regreso: “A veces sueño con abrir un restaurante donde ofrecer comidas del mundo”. De la nuestra, su favorita es la paella, por lo que no descartamos la posibilidad de verle servir deliciosos arroces en algún restaurante de Dakar, tan acogedor como su Baobab madrileño.
(De Sol Alonso, el 06 de septiembre de 2017)
Referencias útiles:
BAOBAB (ver la ilustración)
Calle de Cabestreros, 1
28012 Madrid
915 272 732
M Lavapiés
Horario: de Miércoles a Lunes, de 13h a 17h y de 20h30 a 23h59.
Para seguir los pasos gastronómicos de BAOBAB, conéctate a su Facebook.
[Volver a Mi Petit Gourmet, Callejero o Blogosfera]
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Ibrahima tembló ante la posibilidad de no tener a mano un plato de pollo encebollado, ni un delicioso cuscús negro. Añoró de inmediato ese rico thieboudienne (pescado con arroz y salsa de tomate) y el thiebouyap, que se cocina con carne. ¿Cuándo degustaría otra vez una picante y marinada ración de yassa? Entonces, pensó en quienes como yo él no tenían mucho tiempo para cocinar, y decidió reabrir el restaurante y hacerle heredero del nombre talismán en sus proyectos. Su Baobab volvería a ser una concurrida casa de comidas.
Con la ayuda de Victoria Rodríguez, su mujer, que también le ayuda en el negocio, acondicionó los dos salones de su nuevo proyecto y decoró las paredes. Un mapa de Senegal, fotos con escenas africanas, un colorido mural obra de un pintor cubano, un reloj de estación ferroviaria, parado a las cuatro y veinte de la tarde, y una foto de Nelson Mandela, el líder africano que también da nombre a la plaza donde está colocada la joya de Baobab: su magnífica terraza, casi siempre llena, donde la espera para conseguir turno tiene buena recompensa. En total, el negocio tiene 16 mesas.
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Calle de Cabestreros, 1
28012 Madrid
915 272 732
M Lavapiés
Horario: de Miércoles a Lunes, de 13h a 17h y de 20h30 a 23h59.
Para seguir los pasos gastronómicos de BAOBAB, conéctate a su Facebook.
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